17 de septiembre de 2010

No hay Derecho.................sobre el Himno Nacional

Tremendo Statequieto. El Himno, su letra y  Musica, Escudo nacional y Bandera no tienen propiedad en México.
Una leyenda urbana sobre el estatus de los derechos de autor del himno cuenta que años después de la interpretación del mismo, una familia vendió los derechos musicales a una empresa alemana de edición musical llamada Wagner House. Se supone que Nunó debía regresar la música a través de los derechos del Estado a cambio de un premio del gobierno mexicano. No obstante, según el mito, los derechos de autor cambiaron de manos otra vez, esta vez fueron las del propio Nunó y dos estadounidenses, Harry Henneman y Phil Hill. (wiky)
Sin embargo, esto no es correcto en realidad. Es verdad que Nunó, Henneman y Hill registraron la música con la empresa BMI, con la Edward B. Marks Music Company como la editora del himno. Ésta podría ser la versión que algunos han dicho que es propiedad en los Estados Unidos. No obstante, la ley de los derechos de autor en Estados Unidos declara que el himno mexicano está en el dominio público dentro de los Estados Unidos, dado que tanto la letra como la música fueron estrenadas antes de 1909.  Además, bajo la ley de derechos de autor en México, se expone que el gobierno tiene los derechos morales, pero no los derechos de propiedad, de los símbolos nacionales, incluyendo el himno, escudos de armas y la bandera nacional.
Bueno, como dicen los Norteamericanos, esto es ya del dominio público. Y cerrando esta participación les dejo la letra original de lo que es nuestro Himno Nacional, extenso y bellísimo. Todo un poema de la época. 
Yo al menos ya no lo recordaba....

Versión original:
 Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.
Estrofas
I
Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino
por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio.
II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas,
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente,
volverán inmortales a ornar.
III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos;
solo encuentre el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
Te defiende la espada terrible,
Y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor.
El será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque el supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡guerra, guerra! los patrios pendones
en las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle,
los cañones horrísonos truenen
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
VI
Antes, Patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la patria aquí fue.
VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra:
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar.
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la Patria en las aras sucumba
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz.
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.
X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento
los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva;
¡un recuerdo para ellos de gloria!
¡un laurel para ti de victoria;
¡un sepulcro para ellos de honor