21 de febrero de 2012

LOS CINCO ARREPENTIMIENTOS

Fui feliz e hice felices a los demás. Viví lo mejor que pude con lo que la vida me dio. ¿Te imaginas poder decir eso en tus bellos últimos días? Esa sería la verdadera meta a lograr. No hay más.

Existe un libro, cuya traducción en español sería: "Las cinco cosas de las que más se arrepienten los desahuciados, escrito por Bronnie Ware, una compositora australiana que trabajó años como enfermera en el área de "cuidados paliativos", cuyo trabajo consistía en acompañar a aquellos pacientes terminales que los médicos enviaban  a casa durante sus últimas semanas de vida.

El número de pacientes que atendió le permitió ver que hay una constante en el tipo de reflexiones que las personas se hacen al ver que el fin se acerca. Sirva pues, esta información para disminuir esos posibles motivos de arrepentimiento.

1. Me hubiera gustado tener el valor de ser fiel a mí mismo, en lugar de vivir como otros esperaban que lo hiciera.

"¿Por qué permití que otros me gobernaran?". Este reclamo fue el que más escuchó entre sus pacientes. Cuando las personas veían que el término de su vida se acercaba, miraban con claridad y frustración la cantidad de sueños que por temor no realizaron.

La mayoría de sus pacientes ni siquiera había cumplido con la mitad de sus sueños. Grace, una de ellas, le hizo prometer algo que a todos nos vendría bien: "Promete a esta mujer que siempre serás fiel a ti misma. Que tendrás el valor de vivir como tú quieras, sin importar lo que otros opinen de ti".

2. Me hubiera gustado no haber trabajado tanto.

"Trabajé tan duro toda mi vida –comentó John– que heme aquí, solo. Y lo peor es que lo he sido durante muchos años". La obsesión por trabajar ocasionó rupturas permanentes en su familia. Ware comenta que si bien escuchaba este reclamo en algunas mujeres, todos sus pacientes masculinos lo repetían. Extrañaban profundamente la juventud de sus hijos y la compañía de una pareja de vida.

3. Me hubiera gustado tener el coraje de expresar mis sentimientos.

"Mis hijos no me conocen. Admito que no sé cómo hablar de lo que verdaderamente siento…", comentaba el paciente Jozsef, mientras le escurría una lágrima por la mejilla. Con esta experiencia Ware confirmaba lo común que es reprimir nuestros sentimientos, con el fin de vivir "en paz". Como resultado, terminamos por vivir una vida mediocre, sin aprovechar todo nuestro potencial. La frustración y el resentimiento provocados por vivir así nos enferma.

4. Me hubiera gustado tener más contacto con mis amigos.

"La soledad mata, dijo Dora,  tengo hambre de contacto físico. Extraño a mis amigas. Cuando eres joven piensas que ellas estarán contigo para siempre, pero la vida te lleva y encuentras que no tienes a nadie que te comprenda o conozca tu historia." Todos extrañan a sus amigos cuando están muriendo, comenta Ware y se lamentan por no haberles dedicado más tiempo. Al final, el amor y las relaciones es lo único que importa.

5. Me hubiera permitido ser más feliz.

Esto es sorpresivamente común. Muchos no se dan cuenta de que la felicidad es una opción, sino hasta el final de sus vidas. "Creo que nunca sentí que merecía ser feliz", le comentó otra de sus pacientes. Ella se había estancado como muchos en patrones y hábitos familiares. En el fondo, todos anhelaban haber reído más y haber vivido de manera más ligera.

Todos vamos a partir, pero mientras tanto, estas reflexiones nos recuerdan que también todos tenemos la opción de decidir cómo hacerlo.  Gracias a Gaby Vargas

17 de febrero de 2012

MIRANDO A LOS PADRES

La juventud es semejante al sol que brilla con toda su intensidad, a la mañana que trae un nuevo día cargado con el intenso ritual de todas las actividades. Por ahí, como un eclipse, una hermosa pareja hace el amor. En la carrera cual gigantescos corceles, se desata toda la pasión, hasta que esta ultima consigue el anhelado premio;  el milagro de la creación, que trae consigo la vida de un ser. Este nace con la fragilidad de las rosas, que se marchitan rápidamente si no hay quien las cuide.  Ahora sus padres tienen un nuevo jefe, el que acaba de nacer, y manda por el afecto natural que le tienen sus padres. Pide que le consigan todo lo que necesita para vivir, puesto que la invalidez de su infancia asi lo demanda. Después de este jefe, pueden venir otros, es decir mas hijos. Un padre y una madre luchan con todo el poder de su fuerza con el único propósito de sacar adelante una de las esencias en la realización del ser humano. Me refiero a los hijos. Un padre y una madre pueden, si así se lo proponen sacar adelante a dos o tres hijos. Ahora dos o tres hijos a veces no son capaces de sacar adelante a su padre o a su madre individualmente ¿Como será cuando tengan que ayudar al padre y a la madre a la vez? 
 Quizás esto no suceda en la realidad. Como tampoco sucede que después de que los padres le dieron vestido, alimentación y vivienda a sus hijos. Estos últimos los miren con desprecio porque ya han envejecido, porque la disciplina y el fervor que tenían hacia ellos ha disminuido. Porque se avergüenzan de sus padres ante sus amigos; porque ahora son ellos los que brillan como el sol, ahora están tan cargados de toda la energía como el nuevo día, mientras sus padres ya casi ancianos añoran la visita de sus  hijos y aquel abrazo que un día cubrió la silueta de su ser, cuando eran bebes. Así, las actividades de la vida traen consigo la muerte en vida de estos  ancianos tan multiplicados por el mundo. 
De esta manera el susurro incondicional de una madre dice desde lo mas profundo de su corazón “te amo mi precioso bebe aun cuando ya seas un hombre” por otra parte el corazón silencioso del padre no dice nada porque las lagrimas le han quitado la voz...