18 de julio de 2010

Dimensiones


Lo siguiente, aunque lo escribí hace algunos años, creo que todavía tiene su vigencia.:

¿Que es lo que nos separa cuando no logramos que nuestros hijos nos entiendan?, ¿qué es lo que nos separa cuando ellos no entienden nuestros pensamientos? y cuando hay ocasiones en que todo parece una torre de babel?
Que es lo que nos separa de lograr ese entendimiento mutuo cuando de hecho alguna vez fuimos hijos jóvenes y tampoco descifrábamos a nuestros padres?
¿Qué nos separa cuando ahora que ya hemos sido hijos adultos entendemos algo pero no nos entienden nuestros hijos jóvenes?
Dimensiones, solo diferentes dimensiones. Un día somos hijos jóvenes, incomprendidos, obcecados, irreverentes y dueños de lo que creemos es nuestro tiempo. Otro día simplemente cruzamos hacía la dimensión de convertirnos en padres, siguiendo siendo hijos y donde ya no somos dueños de lo que creíamos era nuestro tiempo.
Entramos en la dimensión de ver crecer a nuestros hijos e irreverentemente pedir que ya leguen a jóvenes, buenos jóvenes. Y cuando eso llega, desear que vuelvan a ser infantes; y les damos todas las razones y ya entonces reconocemos las certezas de nuestros padres porque han sido sabios y porque anhelamos ser sabios, pero seguimos sin entender algunas dimensiones.
Dimensiones, donde vemos cada día más inmensos a nuestros padres, porque ya nos hemos convertido también  en padres, y donde nos vemos pequeños porque no entendemos como nuestros hijos no nos dimensionan y comprenden com padres; y no recordamos que fuimos hijos y no dimensionábamos a los nuestros. Paradoja?
Paradojas sin dimensión y fondo donde en ocasiones nuestros padres, sabios ahora y pacientes como siempre, ya nos estorban y sin embargo no caemos en que ya hemos empezado a estorbar en la aventura de nuestros hijos. Sin embargo, nuestros padres nos siguen amando por sobre todo al igual que nosotros a nuestros hijos, aunque ahora no recordemos las dimensiones traspasadas.
Dimensiones: hijos a padres, padres a hijos: padres hablando con nosotros que ya somos padres viviendo la encrucijada de no poder hablar con nuestros hijos cuando no recordamos que nuestros padres querían hablar con nosotros que éramos sus amantísimos hijos
Padres, hijos ... cadena de la vida; dimensiones y paradojas.
¿Como debo tratar a mi hijo, cuando no supe preguntarle a mi padre que esperaba de mi como hijo y yo de el como padre?. ¿Como enseñar y dejar volar a mi hijo?,  cuando nunca quise que mi padre me enseñara como hacerlo?.
Dimensiones, dimensiones de amor, dimensiones distintas que en algún momento se vuelven  una sola, donde de pronto conocemos la esencia y el valor de nuestra misión en la familia para que después en un amplio suspiro lleguemos a nuestro final.
Dimensiones, de hijos irreverentes que fumos, a padres sorprendidos por la indolencia sana y la simplicidad de la vida de nuestros hijos.
¿Como perdonarnos a nosotros mismos la ignorancia de no entender la simpleza y la escasa cercanía de nuestros hijos cuando no entendíamos como la dimensión de que también hemos sido amados como imperfectos hijos?
Amamos profundamente a nuestros hijos tanto o más como nuestros padres nos aman también, como sus hijos; sin embargo como hijos y padres que somos aún no dimensionamos el poder del amor de nuestros padres y nos desconsolamos de que nuestros propios hijos no entiendan el amor que les tenemos como padres
Paradojas, dimensiones...
Dimensiones de amor y cercanías tan distintas y sin embargo tan únicas... simplemente la esencia de la vida.
(cat)

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